Anclado en las brumas del tiempo geológico, Masseto ofrece testimonio de las convulsiones milenarias de la tierra y el mar en esta zona situada en el corazón del Mediterráneo. Masseto pertenece a esta geografía que es ante todo geología. Arraigada en las profundidades de sus arcillas azules.
La estructura mineral de la arcilla permite que el suelo absorba su propio peso en agua. Nutre así las raíces de la vid, manteniéndolas frescas y ligeramente hidratadas, incluso durante los veranos más calurosos. Junto con las suaves brisas costeras, el brillante sol mediterráneo y el reflejo de la luz marina, este terruño ofrece las condiciones perfectas para la maduración lenta y suave de las uvas.
Como homenaje a la energía, la profundidad y el suelo único del que procede, Masseto debe su nombre a los racimos de arcilla azul, duros como rocas, llamados “massi”, que se forman en la superficie del viñedo tras el arado estival antes de fundirse, como la nieve, con las lluvias invernales.
Construida para incorporar un proceso de vinificación por gravedad, y beneficiándose del aislamiento natural de la arcilla azul, la estructura de la bodega es simbiótica con las colinas y los viñedos que la rodean.
Desde su creación, la explotación ha abrazado una filosofía en la que naturaleza, humanidad y creatividad se combinan para producir vinos de calidad excepcional. Una viticultura basada en la paciencia, precisión y detalle se inspira en la observación diaria del terruño. Añada tras añada, el equipo busca revelar la singularidad de este terruño, desde los viñedos hasta la bodega.